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Cinco imperativos |
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Si el agua es y será uno de los recursos en torno al que se jugará el futuro de la tierra y de las comunidades que la habitan, cinco son los imperativos a los que no podremos sustraernos.
El primero de ellos es recoger mejor el agua, un don que se nos concede en abundancia pero que no hay que derrrochar. Antes de preguntarnos dónde podemos horadar para encontrar agua, debemos aprender a recogerla de forma más inteligente.
El segundo imperativo es disminuir las necesidades. El más grande consumidor de agua en el mundo es la agricultura, en particular la irrigada industrialmente, que utiliza el 70 por ciento del total: se necesitan, por ejemplo, 16,000 litros para producir un kilo de carne bovina.
Tercer imperativo: eliminar el consumo desigual. La falta de agua puede ser en ciertos casos un fenómeno natural, pero es más bien un ejemplo de desigualdad social allá donde existen clases capaces de acaparar para sí una porción consistente para usarla de manera suntuosa. En este sentido los casos más emblemáticos son los de los grandes embalses, que sirven para recoger y canalizar el agua quitándosela a los habitantes del lugar para destinarla a las ciudades y a las industrias. La desigualdad en el uso del agua crea escasez y rivalidad, por esto es fundamental eliminar el despilfarro que las provoca.
El cuarto imperativo es contener el cambio climático que podría producir, por un lado, abundancia de agua en momentos y zonas que no la necesitan y por otro originar sequía en otra áreas, en particular en las zonas tropicales. Pero hay más, también los glaciares de los Alpes, de los Andes y del Tibet se reducen y originan situaciones críticas. La ciudad de Lima , por ejemplo, vive totalmente del agua que viene de los Andes, y la reducción de los glaciares andinos podría causar una crisis hídrica en la capital del Perú. Lo mismo podría suceder en las llanuras de la China con la reducción de los grandes glaciares en el Tibet. Para contribuir a las carencias de agua están después las emisiones de gas, que hay que reducir por completo. El quinto imperativo es gozar del patrimonio común.
Tantos han dicho ya que el agua es una herencia común, y que eso del agua para la vida y el agua para el provecho es un gran conflicto. Con frecuencia el agua que surge del grifo tiene la misma calidad que el agua mineral embotellada y etiquetada: ¿por qué entonces beber agua que lleva un precio? De esta forma quedan excluidos quienes no tienen poder de adquisición. Hay que liberar el agua de la etiqueta y construir en verdad una herencia común.
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