Los cítricos, además de ser una fuente inagotable de vitamina C o ácido ascórbico, son extraordinarios antioxidantes que ayudan a reforzar nuestro sistema inmunológico convirtiéndose en importantes aliados en la dieta diaria, sobre todo al comenzar el invierno.
Las naturaleza pone a nuestro alcance, en cada estación del año, la producción de alimentos que necesitamos, esto no es una coincidencia
Un buen vaso de jugo de toronja, naranja o mandarina cada mañana, nos ayudará a defendernos contra las infecciones y los resfríos tan típicos de estas fechas. Los cítricos son superados por el kiwi y las fresas como frutas que aportan más cantidad de vitamina C así como por su poder antioxidante, capaz de retrasar el envejecimiento celular y prevenir un buen número de enfermedades del aparato respiratorio. Asimismo, inciden positivamente en el metabolismo del colesterol y previenen muchas enfermedades de la piel. Otro de los beneficios del consumo de cítricos es su cantidad de fibra, excelente para la actividad intestinal y favorecedora de la digestión.
No es ningún secreto que la vitamina C participa en muchos procesos vitales para el buen desarrollo de distintas funciones corporales, tales como: el desarrollo de dientes, encías y huesos; la absorción del hierro; el crecimiento y reparación del tejido; la producción del colágeno; la metabolización de grasas; cicatrización de las heridas; y que ayuda a reducir la duración e intensidad de las enfermedades del frío.
La cantidad recomendada Esto no significa que su consumo debe ser indiscriminado. Se recomienda una dosis diaria de vitamina C de 60 miligramos para los adultos –que no significa otra cosa que una naranja, dos mandarinas o un poco más de medio vaso de zumo de frutas cítricas– y de entre 50 a 60 mg para los niños. Entre los que necesitan más vitamina C se incluyen a las mujeres embarazadas –80 mg –, amamantando –85 mg – y los fumadores –por lo menos 100 mg –
. ¿Qué ocurre si falta?
Su deficiencia severa podría provocar escorbuto, enfermedad prácticamente erradicada en la actualidad en los países desarrollados. En general, los síntomas indicativos de déficit son encías sangrantes, inflamadas y sensibles, caída del pelo y dientes, sequedad de boca y piel, además de un poca resistencia a las infecciones. Un exceso de esta vitamina tampoco es saludable, puede producir dolor de estómago y diarrea.Limón: es un cítrico con importantes propiedades antioxidantes y depurativas, y un aporte de vitamina C de 50 mg por cada 100 g. Tiene una acción beneficiosa sobre las afecciones de las vías respiratorias como pulmonías, gripe, bronquitis,
inflamaciones de garganta, afonía y amigdalitis. Para todos estos casos es recomendable beber el jugo de limón en ayunas mezclado y rebajado en agua, para evitar que la acidez del limón estropee el esmalte de los dientes. Su zumo o jugo se puede utilizar como acompañamientos de refrescos u otras bebidas, para aderezar ensaladas y otras preparaciones culinarias.Lima : muy popular en América. Es una variedad del limón que se distingue de éste por ser más pequeña y redonda, con cáscara de color amarillo/verde intenso y sabor más dulce, además de contener menos vitamina C –34 mg por cada 100 g–.
Naranja: se la considera la fruta reina de los meses fríos. Las de jugo suelen ser más ácidas que la de mesa. Su consumo diario mantiene activas las defensas del organismo contra resfríos, anginas y gripes. Su contenido antioxidante colabora en la inhibición de ciertos tipos de cáncer como el de pulmón. Aporta 50 mg de vitamina C por cada 100 g.
Mandarina: similar a la naranja, pero su aporte de vitamina C es de casi la mitad al de la naranja –35 mg por cada 100 g–. Una de las ventajas frente a la anterior es que se pela con facilidad, lo que la convierte en una de las frutas favoritas de los niños.
Toronja o pomelo : Si se toma en ayunas incrementa su capacidad depurativa, diurética y laxante y, al mismo tiempo, es un eficaz estimulante del apetito, sin olvidar que sirve de remedio contra las varices y ayuda a reducir el colesterol. Su contenido de vitamina C es de 40 mg por cada 100 g.
En las horas entre el almuerzo y la cena, los niños necesitan energía para realizar sus tareas, participar en deportes o simplemente jugar. Use nuestras recetas con cítricos para reemplazar la comida chatarra por alimientos nutritivos. |